miércoles, 8 de mayo de 2013

MI REVENGE FANTASY

Bajo el sol del mediodía me paré sobre un chicle en el pavimento, ese sol se encargó de derretirlo en mi suela. Ardía mi rostro conforme trasladaba inadvertido las malditas ligas blancas hasta la puerta y hasta la alfombra de mi carro. Entonces me di cuenta y reclamé al sol del mediodía por venganza. 

Mi venganza te llegará -de arribar, no de gustar...porque, a huevos, que no te gustará-, lo sé porque básicamente te conozco, no solo porque sé que tenés un pésimo sentido gastronómico (¿chicle de menta? puta, ¿menta?) sino porque tu DNA está chisgueteado por todo mi auto; así que podría enviar una muestra a la universidad de Yale y, en el plazo de unos tres meses, recibir unos patrones comparativos que podrían decirme si sos hombre o mujer, con ascendencia europea, asiática o caqchikel, con propensión al sobrepeso, al asma o a la diabetes ¡Já! yo que vos comenzaría a cagarme del miedo...

Porque además un estudio de radiación, o una mierda así, me podría revelar hace cuánto tiempo este chicle dejó de estar en tu boca, y entonces podría, a través de una serie de artimañas de primera clase, obtener los videos del parqueo del centro comercial y comparar las características obtenidas por medio del análisis del ADN con las imágenes en video. Prácticamente, te pisé. Espero te estés dando cuenta de que el chicle que botaste en el pavimento sin mala intención, terminó en la suela y posteriormente en la alfombra del carro del cerote equivocado.

Con el conocimiento de las placas de tu vehículo, nada más necesito acceso a los registros municipales para saber tu nombre y a qué te dedicás. En este punto puede que consideren que me habré convertido en un stalker, pero nel, esto no es estoquear, es justicia. 

Después me inscribiré en tu universidad o me contratarán en tu trabajo y me haré tu amigo, usaré la información para definir potenciales puntos de interés mutuos y seré un hijo de puta amable y condescendiente, escucharé tus clavos, te brindaré mi opinión sincera y desinteresada, nos etiquetaremos en feisbuc en un photo booth con sombreros chingones y yo escribiré "mano, definitivamente estamos locos...¡pero nos entendemos! luv ya :)". 

Entonces llegará el día. Yo te voy a llamar y te diré que se me chingó el carro y que necesito llevar a mi mamaíta al doctor, que si me prestás tu carro, vos me vas a decir "claro, mano, ¿no somos super amigochos, pues? ¡porque los dos estamos re locos! ¡luv ya! ♥". Deben saber que para entonces yo habré seguido una laboriosa y dolorosa dieta de cuarenta y cinco chicles de cardamomo diarios, los cuales, luego de masticados y babeados, habré almacenado con dedicación en un frasco. El Día de mi Venganza manejaré tu carro bajo el infernal sol del mediodía hasta las cercanías de Amatitlán, me detendré en un solitario mirador en donde procederé a cubrir cada centímetro del interior de tu automotor con aproximadamente 437719 chicles. El sol será mi aliado, ese a quien reclamé venganza me guiñará el ojo y desatará su magia, para mi deleite.

Finalmente recibirás una llamada indicándote el lugar en dónde encontrarás tu máquina mecánica de combustión interna, bajo el atardecer rojizo abrirás la compuerta y, conforme presenciás la macabra obra conceptual de  437719 chicles derretidos como gargajos de Satán, sentirás cómo el karma huele a cardamomo...espantoso cardamomo. Y sabrás por qué lo hice.

O de repente lleve mañana mi carro al car wash y ahí que quede. 

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