miércoles, 8 de junio de 2011

EL SHOW DE MIEDOS Y PLACERES











 







   
Encontrarse viejos dibujos es parecido a encontrarse viejos amores, topárselos en algún lugar es recordarse de toda la emoción y la pasión que detonaron en su momento, es recordar que en su momento uno pensó que jamás se movería de allí, que jamás volvería a interesarse románticamente en alguien más o en el caso de los dibujos a necesitar explorar otros estilos, otras técnicas. 

En un momento surgió la ruptura, en un momento a uno le dejan de parecer geniales sus dibujos o fascinante su pareja, al principio son detalles, una sombra que faltó plasmar en el dibujo, ese modito culero de pedir las cosas en la pareja, una perspectiva poco interesante del dibujo, la maña de la pareja de hablar por teléfono y chatear mientras uno maneja, esos dedos que se ven demasiado gordos en el dibujo, esos dedos demasiado gordos en la pareja. Es ese punto de quiebre en el que uno piensa "no aguanto más sus mierdas" y el amor se fuga entre la pareja, o amontona el dibujo junto con otro chingo de artes viejos porque se hartó de detestar ese ojo que quedó más abajo que el otro o esas horrendas montañas del fondo, o simplemente uno se enamoró del cubismo y uno creyo que no volvería a pintar nada más. 

En fin que también esos reencuentros despiertan otro tipo de sensaciones, digamos que uno se la topa por allí, haciendo compras porque ya vive sola y tiene un chance serio, allí siguen los mismos colochos necios detrás de la oreja, aunque ahora un poco canches. A decir verdad se ve menos atractiva, el macho interior te dice que la hallaste en buen momento. Al hablar uno reconoce ese viejo modito culero de pedir las cosas. Pero luego de unos cinco minutos uno comienza a redescubrir viejos encantos, viejos detalles que siguen allí intactos, alguna inocencia ruda y hermosa que te hacen pensar que de volver a estar en ese mismo preciso momento  digamos que haciendo cola para inscribirse en la U, uno volvería a soltarle la misma colección de estúpidas frases clichés que le soltó, aún cuando haciendo memoria cuando en ese lejanísimo día te pidió un lapicero para llenar el recibo lo hizo exactamente con el mismo modito culero de pedir las cosas. Pero uno piensa luego de tanto tiempo que cierto encanto prevalece, o como el macho interno te diría igual le volvería a hacer la entrada.

Pues me topé con un viejo amor, o más bien con unos viejos dibujos a lápiz, ordenados secuencialmente o sea un cómic ... y en cierto modo detesté los dibujos, es como cuando uno se ve en una foto vieja y detesta su peinado o esa playerita ñoña, pero como cuando en esa misma foto vieja uno se ve bastante menos gordo, también encontre cierto encanto en esos dibujos viejos. Creo que es por esa idea que uno tiene de que el universo, la humanidad y por lo tanto uno mismo siempre está progresando pero lo que yo creo es que hay ciertas cosas, en el arte específicamente, que uno solo puede hacer en cierto momento de la vida, algo así como cierta mentalidad que entonces era más simple y permitía hacer cosas menos pretenciosas o quizás cierta inocencia que permitía expresar mensajes más directos.  "El Show de Miedos y Placeres" lo dibujé y escribí en una época en la que pensaba distinto, recién había terminado de leer Watchmen y ese nihilismo nietzscheano cortesía de don Alan Moore lo llevaba fresco, lo volví a leer y aunque algunos de sus elementos hoy me parecen bastante ridículos y pretenciosos, comprendí totalmente porque los puse. En fin que lo que muestro a continuación yo lo entiendo como esos primeros discos garage de las bandas, talvés con realizaciones algo chafas o sonido un poco pura mierda, pero con ciertas ondas interesantes y con algunas experimentaciones apasionadas, por eso digamos que lo remastericé y lo subí aquí para que la banda pueda leerlo.