Volvíamos de San Marcos La Laguna la tarde del 5 de abril del 2012 con dirección a Panajachel, la alfombra del lago parecía tambalearse mientras iba escupiendo nerviosos patos negros, aparentemente agitados por la música que les proponían las gotas de lluvia. Extrañamente, al tratarse de la última de las embarcaciones públicas, ésta iba prácticamente vacía, además de nosotros cinco, el balsero y su hijo que hacía de ayudante la tripulación constaba de una estadounidense radicada desde hace tres años en Guatemala y que serenamente aprovechaba el trayecto para practicar algunas posturas de yoga, y una artista de San Juan que se dirigía a Panajachel para entregar un fascinante cuadro al óleo, específicamente un retrato costumbrista de un día de mercado visto desde arriba. Yo platicaba con esta última.
El trayecto era de rutina, el balsero, un hombre gordo y moreno con una camisa a cuadros que al estar abierta no pretendía privar al observador casual de una esférica sección abdominal, miraba con serenidad al cielo, desde varios minutos antes fundido en gradientes grises. La lluvia fue arreciando sutilmente como invasor elegante.
Los cinco posamos nuestra mirada en un precioso chalet de diseño escandinavo que descansaba junto a un cerro, pues Mónica (la única del grupo que vivía en Panajachel y por tanto nuestra guía por decisión unánime) nos explicó que era la casa de descanso de Arjona, ni más ni menos. Jose tomó una serie de fotos, las cuales me hubiera encantado incluír aquí en su calidad original pero lastimosamente (y le ruego al lector de este artículo por favor no decida dejar de leerlo inmediatamente después de esta razón, la cual de todas maneras como hombre que me consideraba práctico, no lo culpo si de entrada le parece absurda y risible) revisando al finalizar el día entre las fotos de lo que iba de nuestro viaje de Semana Santa... tan solo encontramos lo que se puede ver aquí, es decir, unas versiones misteriosamente distorsionadas de las imágenes.
El motor se apagó justo frente a la casa, probablemente a unos 500 metros. El balsero intentó retomar la marcha en reiteradas ocasiones pero fue en vano, supuso que había algún material obstruyendo el movimiento de las hélices, así que mientras su hijo le sostenía las piernas en la cubierta la otra mitad de su cuerpo se introdujo en el agua fría del lago e intentó liberar las palas. No había nada, por lo que rascándose entre las empapadas greñas al tiempo que encendía un cigarro resopló en evidente frustración. La lluvia ahora sí bajaba con fuerza desde lo alto del firmamento.
Jose, ingeniero mecánico y experto en turbinas y motores, se dirigió al balsero para intercambiar algunas probables soluciones, mientras que Negli y yo ayudábamos a la pintora a ubicar el cuadro y otros cinco más pequeños en medio de la embaración y lo más lejos posible de la irrespetuosa lluvia. Thelmix y Mónica esbozaban una conversación con la gringa, llamada Anne, dueña de un notable buen español, más en semántica y vocabulario que en pronunciación. Tras media hora, el balsero, Jose y el iPhone de Jose con sus múltiples motores de búsqueda, no habían conseguido hallar una solución práctica y funcional. Peor aún, para aquel momento la lluvia acompañada de un repentino viento, se habían hecho intratables, bloqueando la posibilidad de desmontar el conjunto.
Nos dimos cuenta de que desde hacía una hora (que era más o menos el tiempo que llevábamos varados) los relojes habían dejado de andar, acto seguido el smartphone de Jose perdió toda conectividad dejando de ser tan smart. Intenté sonreír con Mónica y pensar en algún chiste que pudiera alivianar lo que de a poco iba convirtiéndose en una situación preocupante, de habérseme ocurrido alguno igualmente no me habría atrevido a contarlo al ver los rostos pálidos y asustados de Mónica y Thelmix. Anne la Gringa, por mucho la más aventurera, mostraba mayor equilibrio emocional, se dirigió a la proa y extendió su mirada hacia la orilla, no dijo nada pero en su rostro entendí que barajeaba la posibilidad de nadar y aquel gesto me provocó un intenso escalofrío.
El chalet de Arjona parecía observarnos con sus dos inmensos ojos cuadrados de vidrio, en uno de ellos un decrépito comedor sin comensales, en el otro nada más que el lejano reflejo de nuestra propia embarcación en medio de la nada. Aquel edificio de dos niveles y de vértices violentamente rectos como pesadilla de Hundertwasser se iba colando en nuestra memoria, erguido como monumento a nuestra creciente impotencia y glorificándose en su ausencia de humanidad y su cruel lejanía, acentúada por lo que comenzaba a parecerme una premeditada cercanía letalmente seductora. A Thelmix se le entrecortó la voz cuando rompiendo el silencio confesó odiar aquellla casa... nadie le respondió, Negli (su hermano) tan solo la abrazó y se sentó a su lado. Todos estuvimos de acuerdo con sus palabras, horrendamente honestas y espantosamente serias. Incluso la pintora apretó fuertemente su óleo de metro y medio por metro y medio, como quien resguarda a un hijo pequeño.
Los azotes de la lluvia ya eran isoportables, y por sugerencia del balsero nos habíamos puesto nuestros chalecos flotantes, Jose aplicaba sus conocimientos de física para organizar una ubicación idónea de nuestros cuerpos en los asientos y colaborar al equilibrio de la lancha, su tecnicismo y excesivo rigor científico provocó un incómodo intercambio de expresiones entre él y Mónica, evidentemente cargado con dosis de tensión e impotencia.
Una bruma rosácea se elevó de las aguas, tiñiendo las gotas de lluvia en un efecto asombroso, probablemente pasaban ya de las seis de la tarde pues el manto de niebla ya no nos permitió observar hasta dónde alcanzaba a llegar aquel elemento sobrenatural que parecía tener su epicentro justo alrededor de la casa de Arjona. El hijo del balsero corrió con ingenuidad en dirección a la proa, estirando sus brazos en medio de los latigazos que le propinaba el torrente de lluvia, intentando capturar aquellos luminosos trazos rosáceos. Los demás solo nos mirábamos uno al otro, nuestro rostro iluminado por aquella bruma pero sin siquiera atrevernos a intentar explicarlo, no lo intentó ni la pintora de San Juan que había crecido conectada al lago y a sus efectos, ni Anne la Gringa que había vivido en una comunidad hare krishna en la Argentina y que seguía a un famoso hipersensitivo chamán ("shaman" como ella lo pronunciaba) de San Marcos, ni yo que crecí fan de los Ghostbusters, ni Jose el ingeniero mecánico, ni el smartphone de Jose que desde hace horas había dejado completamente de ser smart, ni Thelmix, ni Negli, ni una angustiada Mónica.
No sé por qué decidí llamar a mi hermana en la capital, tal vez solo quería cerciorarme de que aquella bruma (¿broma?) solo estaba ocurriendo en aquel espacio o quizás en nuestra mente, fruto de un creciente pánico colectivo... lo cierto es que la llamé y la escuché del otro lado, pero ella no me escuchaba a mí. Gretel (mi hermana) asegura que del otro lado del auricular tan solo se escuchaban canciones de Arjona.
Lo que va usted a leer a continuación, respetable lector, es una transcripción de la conversación que tuvo lugar durante los angustiantes minutos siguientes a mi llamada al celular de Gretel, copiada lo más feacientemente posible de la grabación de la contestadora. Por favor léala detenidamente antes de decidir si cree o no en lo que humildemente comparto con usted y que le aseguró es completamente cierto:
El Balsero: Mijo, !Véngase para acá!
El Niño: Pero papa !Mire qué chulo!
El trayecto era de rutina, el balsero, un hombre gordo y moreno con una camisa a cuadros que al estar abierta no pretendía privar al observador casual de una esférica sección abdominal, miraba con serenidad al cielo, desde varios minutos antes fundido en gradientes grises. La lluvia fue arreciando sutilmente como invasor elegante.
Los cinco posamos nuestra mirada en un precioso chalet de diseño escandinavo que descansaba junto a un cerro, pues Mónica (la única del grupo que vivía en Panajachel y por tanto nuestra guía por decisión unánime) nos explicó que era la casa de descanso de Arjona, ni más ni menos. Jose tomó una serie de fotos, las cuales me hubiera encantado incluír aquí en su calidad original pero lastimosamente (y le ruego al lector de este artículo por favor no decida dejar de leerlo inmediatamente después de esta razón, la cual de todas maneras como hombre que me consideraba práctico, no lo culpo si de entrada le parece absurda y risible) revisando al finalizar el día entre las fotos de lo que iba de nuestro viaje de Semana Santa... tan solo encontramos lo que se puede ver aquí, es decir, unas versiones misteriosamente distorsionadas de las imágenes.
El motor se apagó justo frente a la casa, probablemente a unos 500 metros. El balsero intentó retomar la marcha en reiteradas ocasiones pero fue en vano, supuso que había algún material obstruyendo el movimiento de las hélices, así que mientras su hijo le sostenía las piernas en la cubierta la otra mitad de su cuerpo se introdujo en el agua fría del lago e intentó liberar las palas. No había nada, por lo que rascándose entre las empapadas greñas al tiempo que encendía un cigarro resopló en evidente frustración. La lluvia ahora sí bajaba con fuerza desde lo alto del firmamento.
Jose, ingeniero mecánico y experto en turbinas y motores, se dirigió al balsero para intercambiar algunas probables soluciones, mientras que Negli y yo ayudábamos a la pintora a ubicar el cuadro y otros cinco más pequeños en medio de la embaración y lo más lejos posible de la irrespetuosa lluvia. Thelmix y Mónica esbozaban una conversación con la gringa, llamada Anne, dueña de un notable buen español, más en semántica y vocabulario que en pronunciación. Tras media hora, el balsero, Jose y el iPhone de Jose con sus múltiples motores de búsqueda, no habían conseguido hallar una solución práctica y funcional. Peor aún, para aquel momento la lluvia acompañada de un repentino viento, se habían hecho intratables, bloqueando la posibilidad de desmontar el conjunto.
Nos dimos cuenta de que desde hacía una hora (que era más o menos el tiempo que llevábamos varados) los relojes habían dejado de andar, acto seguido el smartphone de Jose perdió toda conectividad dejando de ser tan smart. Intenté sonreír con Mónica y pensar en algún chiste que pudiera alivianar lo que de a poco iba convirtiéndose en una situación preocupante, de habérseme ocurrido alguno igualmente no me habría atrevido a contarlo al ver los rostos pálidos y asustados de Mónica y Thelmix. Anne la Gringa, por mucho la más aventurera, mostraba mayor equilibrio emocional, se dirigió a la proa y extendió su mirada hacia la orilla, no dijo nada pero en su rostro entendí que barajeaba la posibilidad de nadar y aquel gesto me provocó un intenso escalofrío.
El chalet de Arjona parecía observarnos con sus dos inmensos ojos cuadrados de vidrio, en uno de ellos un decrépito comedor sin comensales, en el otro nada más que el lejano reflejo de nuestra propia embarcación en medio de la nada. Aquel edificio de dos niveles y de vértices violentamente rectos como pesadilla de Hundertwasser se iba colando en nuestra memoria, erguido como monumento a nuestra creciente impotencia y glorificándose en su ausencia de humanidad y su cruel lejanía, acentúada por lo que comenzaba a parecerme una premeditada cercanía letalmente seductora. A Thelmix se le entrecortó la voz cuando rompiendo el silencio confesó odiar aquellla casa... nadie le respondió, Negli (su hermano) tan solo la abrazó y se sentó a su lado. Todos estuvimos de acuerdo con sus palabras, horrendamente honestas y espantosamente serias. Incluso la pintora apretó fuertemente su óleo de metro y medio por metro y medio, como quien resguarda a un hijo pequeño.
Los azotes de la lluvia ya eran isoportables, y por sugerencia del balsero nos habíamos puesto nuestros chalecos flotantes, Jose aplicaba sus conocimientos de física para organizar una ubicación idónea de nuestros cuerpos en los asientos y colaborar al equilibrio de la lancha, su tecnicismo y excesivo rigor científico provocó un incómodo intercambio de expresiones entre él y Mónica, evidentemente cargado con dosis de tensión e impotencia.
Una bruma rosácea se elevó de las aguas, tiñiendo las gotas de lluvia en un efecto asombroso, probablemente pasaban ya de las seis de la tarde pues el manto de niebla ya no nos permitió observar hasta dónde alcanzaba a llegar aquel elemento sobrenatural que parecía tener su epicentro justo alrededor de la casa de Arjona. El hijo del balsero corrió con ingenuidad en dirección a la proa, estirando sus brazos en medio de los latigazos que le propinaba el torrente de lluvia, intentando capturar aquellos luminosos trazos rosáceos. Los demás solo nos mirábamos uno al otro, nuestro rostro iluminado por aquella bruma pero sin siquiera atrevernos a intentar explicarlo, no lo intentó ni la pintora de San Juan que había crecido conectada al lago y a sus efectos, ni Anne la Gringa que había vivido en una comunidad hare krishna en la Argentina y que seguía a un famoso hipersensitivo chamán ("shaman" como ella lo pronunciaba) de San Marcos, ni yo que crecí fan de los Ghostbusters, ni Jose el ingeniero mecánico, ni el smartphone de Jose que desde hace horas había dejado completamente de ser smart, ni Thelmix, ni Negli, ni una angustiada Mónica.
No sé por qué decidí llamar a mi hermana en la capital, tal vez solo quería cerciorarme de que aquella bruma (¿broma?) solo estaba ocurriendo en aquel espacio o quizás en nuestra mente, fruto de un creciente pánico colectivo... lo cierto es que la llamé y la escuché del otro lado, pero ella no me escuchaba a mí. Gretel (mi hermana) asegura que del otro lado del auricular tan solo se escuchaban canciones de Arjona.
Lo que va usted a leer a continuación, respetable lector, es una transcripción de la conversación que tuvo lugar durante los angustiantes minutos siguientes a mi llamada al celular de Gretel, copiada lo más feacientemente posible de la grabación de la contestadora. Por favor léala detenidamente antes de decidir si cree o no en lo que humildemente comparto con usted y que le aseguró es completamente cierto:
El Balsero: Mijo, !Véngase para acá!
El Niño: Pero papa !Mire qué chulo!
¿Cuándo fue la última vez que vio las estrellas con el motor chingado?
Danilo: Muchá, ¿Creen que podamos nadar hasta la orilla?
tampoco es una milla
¿O acaso es ingenuidad la mía
ilusionarme con que tal vez sí podría?
Mónica: Sho Danilo, puta, en serio,
a veces pienso que el silencio es su mejor lencería...
Thelmix: Y su peor lencería es su lencería
Danilo: Muchá pero si me gustan los whities qué
Thelmix: Pues yo odio los calzoncillos un poco más que a los armadillos
Negli: ¿Odiás a los armadillos?
Thelmix: Puta no. No sé porque dije esa mierda,
es como si fuera una voz interior
que me habla sin hablar,
que me hace decir lo que no quiero y puedo
querer mientras no siga queriendo
Negli: Entenderte es recordar que es imposible...
y que un whitie es deahuevo mientras no sea visible
Jose el Ingeniero: Mirá, de aquí pa´ allá hay unos quinientos metros,
y algo inexplicable dentro de mí
me está obligando a decir que de allá pa´ cá
es lo mismo... solo que sin serlo
La mierda es que si el chalet fuera la lancha sería la misma porquería,
yo miraría la televisión y esta explicación no existiría
Mónica: !Aaaaaaaaah yaaaaa shooooooo!
¿Qué putas le pasa Jose? Usted es ingeniero maldita sea
Hay velociraptors en mi estómago del enojo que provoca
Jose el Ingeniero: Mujer inodoro
Negli: Tranquilos muchá.
Puta, nadie va a nadar.
En grupo venimos y en grupo
hay que regresar
regresar... regresaaaaaar
Anne la Gringa: Yo puedo nadar hasta el otro lado
quiero fugarme de mí para no estar aquí
ni en ninguna parte
Marta la Pintora: Yo que tú lo haría
!Qué maldición la mía!
aguantar a estos idiotas todo el día
Negli: Yo solo quiero comprarme un boleto de regreso al ayer
Mónica: ¿Para no subirse a esta lancha?
Negli: Para pedir un Desayuno Continental en lugar del Chapín
Jose: Pero pediste el Continental hoy en la mañana
Negli: Puta pero quiero uno también ayer
Jose: Yo quiero decirle a Jesús qué si está que aparezca
El Niño: (Sollozando) Yo tengo ganas de no tener ganas...
de cagar
El Balsero: Mijo, aguántese.
Este no es el momento de pensar en eso.
El Niño: (Sollozando pero gritando desconsolado)
!Como si fuese tan fácil suplicarle a mi cerebro
que le ordene al intestino que le anule cualquier impulso
así de simple y sencillo me pides que no tenga ganas de cagar!
(Sigue sollozando)
El Balsero: Patojito cerote.
¿Cuándo volverás a ser
lo que no fuiste nunca?
O sea un buen hijo
El Niño: (Sollozando más intensamente)
Mi libertad no es otra cosa que una ramera
El Balsero: Como un bronceador en casa de hombres prostitutos que viven en Cancún
Asi de lógica es mi vida sin tí
Jose: Señor
No se cague en su güiro
Ponga a su güiro a cagar que es mejor
Porque nótelo usted
al querer defecar
siente las mismas cosquillas
que él sintió hace mucho más de veinte
Nótelo así de repente
Thelmix: Simón. Viejo culero.
Es usted la amalgama perfecta
entre inconsciencia e ineptitud
El Balsero: Pues así se vive aquí les guste o no.
Y la indiferencia a sus mamadas pone casa en mi cabeza,
y dan las seis con cincuenta...
Creo...
El Niño: (Sollozando más relajadamente)
El problema no es cagar en el barco,
el problema es que me duele.
El problema no es que me vean,
el problema es que es feo.
Mónica: !Yiiiiiuuuuuuuk!
El Niño: Me confundes con piedra y yo soy humano
Cómo hacer a un lado el pasado
Me confundes contigo y yo si tengo ano
Mónica: !Yiiiiiuuuuuuuk!
El Niño: Si esto no es la muerte se le ha de parecer
Anne la Gringa: Esta lancha maldita es un atleta sin pies
Órale cadáveres de momentos,
que no vuelven jamás,
no hay reloj que dé vuelta hacia atrás
Jose: !Nooo Anneeee!
Es un chingo de distancia,
recordate que el amor es la arrogancia de aferrarse a lo imposible,
Anne la Gringa: !Al diablo la geografía se acabaron las fronteraaaaaaas!
(Se escucha un chapuzón, Anne se ha lanzado a las convulsionadas
aguas del lago)
Negli: Nuestra soledad fue su venganza,
aquí la encuentro a momentos
aunque no sirve de nada
Thelmix: Se acaba de tirar, ridículo
Allí va, echando verga contra las olas
sola tú que estás conmigo
Y no te fuiste contigo....
!Aaaaaaaaah, qué putas nos pasaaaaa!
* Durante unos diez minutos la intensidad de la tormenta hace imposible escuchar el diálogo.
El Balsero: Dicen que fue un pistón...
Danilo: ¿Quién putas dice?
El Balsero: Yo. Yo digo que fue un pistón
Pero por alguna razón necesito
expresar la oración así
Marta la Pintora: Para vender intrigas, necesitas un cliente
El Balsero: La mierda es que
Dicen que fue un pistón
hubiese dado mi columna vertebral...
por ver el motor andar
Después de hartarme un sanguich
hasta Panajachel
y sin voltear... sin voltear...
sin volteaaaaaaar
Jose el Ingeniero: El pistón es la pieza,
que se nutre de cerveza,
Y al final siempre se va
Danilo: Come mierda... ¿De cerveza?
Jose el Ingeniero: Nel. Se nutre de gasolina o de diesel.
Mónica: Va. Ahora, no frunza el ceño Don David,
El Balsero: Pero yo no me llamo Do...
Mónica: No importa.
No frunza el ceño Don David,
yo lo odio antes de tiempo.
Y digame ¿Cómo está el trabajo Don David?
Thelmix: O sea, ¿Se puede arreglar esa mierda?
El Balsero: lo que me pidan puedo
si no puedo no existe
y si no existe lo invento
por ustedes
Marta la Pintora: ¿Entonces va a funcionar?
Porque, no me vea así, si hubo un culpable aquí,
Fuiste tú
Danilo: !!¿Va a arreglarlo por la gran puta?!! (Descontrolado)
Si me dice que sí, piénselo dos veces;
puede que le convenga decirme que no.
Si me dice que no puede que se equivoque;
yo me daré a la tarea de que me diga que sí.
Si me dice que sí dejaré de soñar y me volveré un idiota,
mejor digame que no y deme ese sí como un cuenta gotas.
digame que no,pensando en un sí
El Balsero: No.
Jose, el Ingeniero: En estas condiciones
reparar el pistón es más difícil que encontrarse al sol de noche
que entender a los políticos o comprar la Torre Eiffel
más difícil que fumarse un habano en American Airlines
Repararlo es más difícil que una flaca en un botero
Que reparar un pistón en medio de una tormenta
Negli: Reparar un pistón en medio de una tormenta
es exactamente igual de difícil que
reparar un pistón en medio de una tormenta
Danilo: !Esta situación es metafórica hasta la mierda! (hiperexcitado)
El Balsero: El problema no es que mienta,
el problema es que nos vamos a morir hahaha (desquiciado)
Cómo encontrar en la caja de herramientas las herramientas que nunca traje
hahaha (demente)
Thelmix: !Mierda de cerote!
Tiene cero en planeación,
diez en cagazón
y una beca en mis puños
El Balsero: El lago baila al son que le toquen sea Dios o el demonio
Sea Dios o el demonio.
Hahahahaha (psicópata)
Marta la Pintora: !Ay por favor!
No estará pensando en nadar
Si la pelirroja
con más yoga que Madonna y el abdomen de Stallone
no sabemos si se pudo salvar
No insista en regresar a los treinta
con sus cuarenta y tantos encima
va a dejar los pulmones regados por donde camina
(en el agua, o sea nadar)
y a acabar desparramado en el mar
El Balsero: A ver si cuando esten solos
y ya no este papi y mami
a la hora de estar desnudos
Los salva el señor... Jesús
Hahahahaha (enfermo)
Negli: Basura,
¿Cuándo fue la última vez que viste las estrellas
con los ojos morados?
El Balsero: es como abrirle un agujero al tiempo....
!O sea saber! Hahahahahahaha (genocida)
!Fuck you Todos!
(Se escucha un chapuzón pesado,
seguido de un jaleo épico, demencial y varonil)
Mónica: El cadáver del minuto que pasó
me dice su estrategia lo arruinó
no queda más que ir aprendiendo a sobrevivir solos,
El Niño: Mi papá es un cerote,
apuesto a que sobrevive
Pero no va a regresar nunca
Le pego un moco a su ausencia
Le orino en la pierna a la nostalgia
Le pego un vergazo en la cara a su espacio vacío
Danilo: Muchá, ¿Creen que podamos nadar hasta la orilla?
tampoco es una milla
¿O acaso es ingenuidad la mía
ilusionarme con que tal vez sí podría?
Mónica: Sho Danilo, puta, en serio,
a veces pienso que el silencio es su mejor lencería...
Thelmix: Y su peor lencería es su lencería
Danilo: Muchá pero si me gustan los whities qué
Thelmix: Pues yo odio los calzoncillos un poco más que a los armadillos
Negli: ¿Odiás a los armadillos?
Thelmix: Puta no. No sé porque dije esa mierda,
es como si fuera una voz interior
que me habla sin hablar,
que me hace decir lo que no quiero y puedo
querer mientras no siga queriendo
Negli: Entenderte es recordar que es imposible...
y que un whitie es deahuevo mientras no sea visible
Jose el Ingeniero: Mirá, de aquí pa´ allá hay unos quinientos metros,
y algo inexplicable dentro de mí
me está obligando a decir que de allá pa´ cá
es lo mismo... solo que sin serlo
La mierda es que si el chalet fuera la lancha sería la misma porquería,
yo miraría la televisión y esta explicación no existiría
Mónica: !Aaaaaaaaah yaaaaa shooooooo!
¿Qué putas le pasa Jose? Usted es ingeniero maldita sea
Hay velociraptors en mi estómago del enojo que provoca
Jose el Ingeniero: Mujer inodoro
Negli: Tranquilos muchá.
Puta, nadie va a nadar.
En grupo venimos y en grupo
hay que regresar
regresar... regresaaaaaar
Anne la Gringa: Yo puedo nadar hasta el otro lado
quiero fugarme de mí para no estar aquí
ni en ninguna parte
Marta la Pintora: Yo que tú lo haría
!Qué maldición la mía!
aguantar a estos idiotas todo el día
Negli: Yo solo quiero comprarme un boleto de regreso al ayer
Mónica: ¿Para no subirse a esta lancha?
Negli: Para pedir un Desayuno Continental en lugar del Chapín
Jose: Pero pediste el Continental hoy en la mañana
Negli: Puta pero quiero uno también ayer
Jose: Yo quiero decirle a Jesús qué si está que aparezca
El Niño: (Sollozando) Yo tengo ganas de no tener ganas...
de cagar
El Balsero: Mijo, aguántese.
Este no es el momento de pensar en eso.
El Niño: (Sollozando pero gritando desconsolado)
!Como si fuese tan fácil suplicarle a mi cerebro
que le ordene al intestino que le anule cualquier impulso
así de simple y sencillo me pides que no tenga ganas de cagar!
(Sigue sollozando)
El Balsero: Patojito cerote.
¿Cuándo volverás a ser
lo que no fuiste nunca?
O sea un buen hijo
El Niño: (Sollozando más intensamente)
Mi libertad no es otra cosa que una ramera
El Balsero: Como un bronceador en casa de hombres prostitutos que viven en Cancún
Asi de lógica es mi vida sin tí
Jose: Señor
No se cague en su güiro
Ponga a su güiro a cagar que es mejor
Porque nótelo usted
al querer defecar
siente las mismas cosquillas
que él sintió hace mucho más de veinte
Nótelo así de repente
Thelmix: Simón. Viejo culero.
Es usted la amalgama perfecta
entre inconsciencia e ineptitud
El Balsero: Pues así se vive aquí les guste o no.
Y la indiferencia a sus mamadas pone casa en mi cabeza,
y dan las seis con cincuenta...
Creo...
El Niño: (Sollozando más relajadamente)
El problema no es cagar en el barco,
el problema es que me duele.
El problema no es que me vean,
el problema es que es feo.
Mónica: !Yiiiiiuuuuuuuk!
El Niño: Me confundes con piedra y yo soy humano
Cómo hacer a un lado el pasado
Me confundes contigo y yo si tengo ano
Mónica: !Yiiiiiuuuuuuuk!
El Niño: Si esto no es la muerte se le ha de parecer
Anne la Gringa: Esta lancha maldita es un atleta sin pies
Órale cadáveres de momentos,
que no vuelven jamás,
no hay reloj que dé vuelta hacia atrás
Jose: !Nooo Anneeee!
Es un chingo de distancia,
recordate que el amor es la arrogancia de aferrarse a lo imposible,
Anne la Gringa: !Al diablo la geografía se acabaron las fronteraaaaaaas!
(Se escucha un chapuzón, Anne se ha lanzado a las convulsionadas
aguas del lago)
Negli: Nuestra soledad fue su venganza,
aquí la encuentro a momentos
aunque no sirve de nada
Thelmix: Se acaba de tirar, ridículo
Allí va, echando verga contra las olas
sola tú que estás conmigo
Y no te fuiste contigo....
!Aaaaaaaaah, qué putas nos pasaaaaa!
* Durante unos diez minutos la intensidad de la tormenta hace imposible escuchar el diálogo.
El Balsero: Dicen que fue un pistón...
Danilo: ¿Quién putas dice?
El Balsero: Yo. Yo digo que fue un pistón
Pero por alguna razón necesito
expresar la oración así
Marta la Pintora: Para vender intrigas, necesitas un cliente
El Balsero: La mierda es que
Dicen que fue un pistón
hubiese dado mi columna vertebral...
por ver el motor andar
Después de hartarme un sanguich
hasta Panajachel
y sin voltear... sin voltear...
sin volteaaaaaaar
Jose el Ingeniero: El pistón es la pieza,
que se nutre de cerveza,
Y al final siempre se va
Danilo: Come mierda... ¿De cerveza?
Jose el Ingeniero: Nel. Se nutre de gasolina o de diesel.
Mónica: Va. Ahora, no frunza el ceño Don David,
El Balsero: Pero yo no me llamo Do...
Mónica: No importa.
No frunza el ceño Don David,
yo lo odio antes de tiempo.
Y digame ¿Cómo está el trabajo Don David?
Thelmix: O sea, ¿Se puede arreglar esa mierda?
El Balsero: lo que me pidan puedo
si no puedo no existe
y si no existe lo invento
por ustedes
Marta la Pintora: ¿Entonces va a funcionar?
Porque, no me vea así, si hubo un culpable aquí,
Fuiste tú
Danilo: !!¿Va a arreglarlo por la gran puta?!! (Descontrolado)
Si me dice que sí, piénselo dos veces;
puede que le convenga decirme que no.
Si me dice que no puede que se equivoque;
yo me daré a la tarea de que me diga que sí.
Si me dice que sí dejaré de soñar y me volveré un idiota,
mejor digame que no y deme ese sí como un cuenta gotas.
digame que no,pensando en un sí
El Balsero: No.
Jose, el Ingeniero: En estas condiciones
reparar el pistón es más difícil que encontrarse al sol de noche
que entender a los políticos o comprar la Torre Eiffel
más difícil que fumarse un habano en American Airlines
Repararlo es más difícil que una flaca en un botero
Que reparar un pistón en medio de una tormenta
Negli: Reparar un pistón en medio de una tormenta
es exactamente igual de difícil que
reparar un pistón en medio de una tormenta
Danilo: !Esta situación es metafórica hasta la mierda! (hiperexcitado)
El Balsero: El problema no es que mienta,
el problema es que nos vamos a morir hahaha (desquiciado)
Cómo encontrar en la caja de herramientas las herramientas que nunca traje
hahaha (demente)
Thelmix: !Mierda de cerote!
Tiene cero en planeación,
diez en cagazón
y una beca en mis puños
El Balsero: El lago baila al son que le toquen sea Dios o el demonio
Sea Dios o el demonio.
Hahahahaha (psicópata)
Marta la Pintora: !Ay por favor!
No estará pensando en nadar
Si la pelirroja
con más yoga que Madonna y el abdomen de Stallone
no sabemos si se pudo salvar
No insista en regresar a los treinta
con sus cuarenta y tantos encima
va a dejar los pulmones regados por donde camina
(en el agua, o sea nadar)
y a acabar desparramado en el mar
El Balsero: A ver si cuando esten solos
y ya no este papi y mami
a la hora de estar desnudos
Los salva el señor... Jesús
Hahahahaha (enfermo)
Negli: Basura,
¿Cuándo fue la última vez que viste las estrellas
con los ojos morados?
El Balsero: es como abrirle un agujero al tiempo....
!O sea saber! Hahahahahahaha (genocida)
!Fuck you Todos!
(Se escucha un chapuzón pesado,
seguido de un jaleo épico, demencial y varonil)
Mónica: El cadáver del minuto que pasó
me dice su estrategia lo arruinó
no queda más que ir aprendiendo a sobrevivir solos,
El Niño: Mi papá es un cerote,
apuesto a que sobrevive
Pero no va a regresar nunca
Le pego un moco a su ausencia
Le orino en la pierna a la nostalgia
Le pego un vergazo en la cara a su espacio vacío
Así termina la grabación. Si recuerdo bien, la tormenta cesó unos veinte minutos después, hambrientos, cansados y desesperanzados nos encontró una pequeña embarcación particular. Nos halló regados por la cubierta, abrazados grupalmente y tiritando de frío. El hijo del balsero llevaba los pantalones cagados.
En los días siguientes, por salud mental decidimos no comentar entre nosotros el suceso, y tan solo lo hicimos al enterarnos de que, ambos, Anne y el balsero habían alcanzado a llegar a la orilla con vida. Intentaron tomar entrevistas pero según la radio local tan solo se comunicaban a través de una jerga incomprensible basada en una interminable yuxtaposición de conceptos opuestos, dando resultados indescriptiblemente absurdos.
Fue hasta que volví de las vacaciones cuando me encontré con esta grabación y me atreví a publicarla, consciente de las repercusiones que la misma pudiera tener en un futuro en cuanto a la percepción de mi equilibrio mental por parte de la sociedad, no tengo miedo al respecto y reitero mi historia.
A fin de cuentas, cordura y locura son dos en uno... que al final no son ninguno.
Danilo Lara.
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